Yolanda Castaño
Yolanda Castaño (Santiago de Compostela, 1977) es uno de los rostros más populares e internacionales de la poesía gallega y española. Desde 1995 publica poesía en gallego que posteriormente traduce al castellano. Desde entonces, ha recibido multitud de premios como el Premio de la Crítica Española, el Ojo Crítico y el Novacaixagalicia, entre muchos otros. Entre sus títulos, editados en bilingüe por Visor, destacan Libro de la Egoísta (2006), Profundidad de Campo (2009) y La segunda lengua (2014).
Es la fundadora y directora de su propia Residencia para Escritores/as en Galicia desde 2009. Como gestora cultural dirige y ofrece talleres de traducción poética, festivales internacionales de poesía y un ciclo mensual de recitales, además de conferencias, videopoesía y otras muestras de su trabajo por cuarenta países de Europa, América, Asia y el norte de África. Desarrolla multitud de experiencias que fusionan la poesía con otros lenguajes creativos y ha recibido becas internacionales de creación en residencia en Rodas, Múnich, Beijing, Edimburgo y Andalucía.
Se han traducido sus poemas a más de veinticinco lenguas, y con plaquettes editadas en seis idiomas, ha publicado obras también como editora, biógrafa, traductora de poesía, libros individuales en inglés, francés, italiano, catalán, macedonio, serbio y armenio, además de varias antologías personales (bilingües, con música, en cómic poético, etc.) y seis libros de poesía infantil.
ARAÑA
A nai toca o seu fillo coma se fose un instrumento.
A culpa volveuse unha moediña pintada.
Algo nela:
clausurado.
Se tivese oito patas
ofrecería ás crías tamén eu
a miña carne.
Fíxate na das crianzas que está toda feita de espello.
Un brazo vicario e miúdo nun
pulso contigo mesma.
A cega, a animal, a xíbara.
A nai e mais o fillo negocian o seu poder con moediñas de plástico.
Comen e defecan esa mesma linguaxe.
Medo, rabecha, eloxio, confianza.
Polo envés do día vai rosmando a nai a súa tenrura.
Leva coma cunchiñas penduradas dun colar.
Culpa, deber, atención e pertenza.
Abrázanse moi forte para que a felicidade non derrame.
Frotan dos panos o que nunca desexaron.
Atándose ao mastro dun amor tan fero
algo na araña quedou clausurado.
O fillo e mais a nai comercian co seu pracer e o seu castigo.
Algunhas manchas non saen xamais.
ARAÑA
La madre toca a su hijo como si fuese un instrumento.
La culpa se ha vuelto una monedita pintada.
Algo en ella:
clausurado.
Si tuviera ocho patas
ofrecería a las crías también yo
de mi carne.
Fíjate en la de las criaturas, que está toda hecha de espejo.
Un brazo vicario y menudo en un
pulso contigo misma.
La ciega, la animal, la jíbara.
La madre y el hijo negocian su poder con moneditas de plástico.
Comen y defecan ese mismo lenguaje.
Miedo, berrinche, elogio, confianza.
Por el envés del día va gruñendo la madre su ternura.
Lleva como conchitas colgadas de un collar.
Culpa deber atención pertenencia.
Se abrazan fuerte para que la dicha no llegue a derramarse.
Frotan de los paños lo que no desearon nunca.
Atándose al mástil de un amor tan fiero
algo en la araña quedó clausurado.
El hijo y la madre comercian con su placer y su castigo.
Algunas manchas no salen jamás.
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