Irreconciliable 2021
Ale Oseguera
Ale Oseguera es autora del poemario Tormenta de Tierra publicado en España en 2016 y en México en 2017 con prólogo de Carlos Zanón. Su segundo poemario Un hotel de cinco estrellas sobre un cementerio fue galardonado con el XII Premio de Poesía La Nunca y publicado en 2019. Como novelista debutó en 2020 con la publicación de Realidad en Mono. Sus textos, entre artículos periodísticos, reseñas literarias, poesía y narrativa de ficción, han sido publicados en medios y antologías de España y México.
Junto con las poetas y actrices Mad Pirvan y Belén Berlín fundó la agrupación Las Hermanas del Desorden, dedicada a explorar las posibilidades escénicas de la poesía. Desde 2013 han producido numerosos espectáculos en los que se involucran disciplinas como teatro, música, cabaret, spokenword, audiovisual y danza. En 2019 publicaron el disco y poemario La Musa Suicida.
Como performer y actriz, Ale ha participado en diversos espectáculos multidisciplinares como Expendeduría Poética, Crímenes ejemplares de Max Aub y Escritura en Vivo. Quedó finalista en la competición Poetry Slam Barcelona en la temporada 2016 y en 2020 en la competición nacional de poesía oral #LdeLírica.
Ale nació en México y vive en Barcelona desde 2006. Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación, tiene el Máster en Cultura Histórica y Comunicación y actualmente cursa el Máster en Construcción y Representación de Identidades Culturales, ambos de la Universitat de Barcelona. Ha trabajado como locutora y productora de radio; en el mundo audiovisual como guionista, productora y editora; y también como redactora freelance.
En 2021 fue invitada como ponente y poeta a la Cátedra UNESCO Mujeres, desarrollo y culturas en el ciclo Parlem de Gèneres. Actualmente colabora como crítica literaria en Revista Quimera y en Revista de Letras. Desde 2019 presenta y coordina la sección de poesía del programa Todos Somos Sospechosos de Radio 3 (RNE – Radio Nacional de España).
TECHO DESCONOCIDO
Hace años que vivo en esta casa.
A veces olvido que sólo es caliente
porque la golpea el sol todo el día.
Nunca había vivido tanto tiempo en una casa.
Creo que es porque no logré encontrar a mi madre.
No volví a ver ese techo desconocido de la casa familiar.
Hace años que duermo de cara a los muertos
en esta cama que cuelga del techo,
en el silencio de los nombres que olvidé pronunciar.
Pero en ciertas noches en las que vuelvo del mundo
y me planto ante la puerta de entrada,
y con la mano llena empuño la llave
en su pequeña boca beso seco,
el olor de su vientre me recuerda mi apellido,
se me olvida el artificio
y a esta casa la llamó mamá.
Y dejo que me arrope
en sus blancos muros altos,
y dejo que me susurre historias que ya sé
porque se las he contado yo.
Entonces me permito
soñar boca abajo,
llorar para adentro
y construir para mí
otro techo desconocido.
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