Irreconciliable 2018

Luisa Castro

Luisa Castro Legazpi nació en Foz, Lugo, en 1966 y está licenciada en Filología Hispánica.

En 1984 publica su primer libro de poemas, Odisea definitiva: Libro póstumo. En 1986 obtiene el Premio Hiperión de Poesía con Los versos del eunuco, publicado ese mismo año. Su siguiente libro será Baleas e baleas en 1988, que es su primera obra en gallego. Ese mismo año publica la plaquette Los seres vivos. Gana en 1988 el VI Premio Rey Juan Carlos de Poesía por su obra Los hábitos del artillero.

Se adentra en la narrativa en 1990 publicando su primera novela El somier, finalista del VIII Premio Herralde de Novela y en 2001, con El secreto de la lejía resulta ganadora del Premio Azorín de Novela.

Reunió toda su poesía publicada en el volumen Señales con una sola bandera.

Ha vivido en Barcelona, Nueva York, Madrid y en Santiago de Compostela, donde reside actualmente y desarrolla su faceta como articulista de prensa.

EL CÍRCULO VACÍO

No hablaré del sufrimiento de los hombres,

no hablaré.

Yo soy el único personaje

pero no tengo forma.

No me puedes señalar.

Imagina ese hueco al que no viene nadie

porque todo se ha dicho ya y no somos inocentes.

Se ha producido ya ese desgaste

que hace que la forma

no recupere nunca su función.

Vasijas rotas.

La sopa derramada.

Los crímenes.

¿No estaba en tu mano evitarlos?

Evitar ese sufrimiento

de las historias que poco importan,

de los caminos que no llevan

a ningún lugar.

El sufrimiento del personaje

que ya no tiene forma,

sólo un vacío,

un vacío que genera imágenes

como la del niño

que algún día fue,

como la del hombre esperanzado.

 

Rompiste con todo eso,

no por tu voluntad.

Sucedió porque la fuerza,

la vida dentro del cuerpo,

tiene unos límites

y los transgrediste todos

creyendo que con ello

alcanzarías

alguna clase de verdad.

 

Vencer.

Vencer al mundo.

Vencer al otro.

 

Acuérdate de la primera vez,

la lucha por la hegemonía

en una isla inventada,

y querías participar,

no quedarte fuera.

 

Oír las risas frenéticas de la manada

y hacerles comprender

que tú también existes.

 

Pero los recuerdos no tienen validez.

 

Sólo hay un clima de hilaridad

entorno al vacío.